Ir al contenido principal

Despedida












Ya es muy tarde ahora

toda ilusión se congeló.

Mi corazón quedó hueco,

perdió la confianza.


Dudo que si  vuelves a llamar

pueda caer de nuevo

bajo el influjo

de tus vendidas palabras.

En poco tiempo,

 tu silencio

ha apagado mi fe.

Fe ciega en un amor

 que no tuvo tiempo de crecer.

Se quedó ahí,

anclado,

a la espera de una señal

en estado de reposo

 marchitándose,

agonizando y muriendo

de eterna soledad.

Nunca se hicieron realidad

 las viejas promesas esperadas.

 Principio y fin de una historia

que, tal vez por incierta

 nunca debió comenzar.


No lamento haberte encontrado,

ni  lamento haberte perdido

no se puede perder

lo que nunca se ha tenido.


Se engendró el deseo con palabras,

 dulces y tiernas palabras,

que grabaron en un instante

 la memoria de un amor.


Ya es muy tarde ahora,

mi esterilidad se ha hecho crónica.

No volveré a creer en ti

No confiaré más en tus engaños

No justificaré tus actos

para dar consuelo a mi corazón.

No hay pesadilla peor

 que buscar explicación

cuando en la otra parte no hay nada

solo cínicos gestos,

ironía desmesurada,

mentiras sin piedad

edulcoradas con miel en las palabras. 


Herido y roto,

 queda, así, mi corazón

como si miles de puntiagudos dardos

fueran lanzados sobre él a conciencia.

Sin un temblor en la mano que los lanza

 con pulso firme acierta en la diana.


No,

 ahora ya es tarde

Ahora soy yo quien te dice adiós

No te quiero en mi vida.

Mi heriste,

me desangraste,

dejaste mi alma deshabitada.

Me di con sinceridad,

y te mostré lo que soy

sin miedo ni vergüenza

ni siquiera pudor.

No confundas mi sinceridad 

con ausencia de dignidad

porque siempre fui muy digna

al expresarte mi amor.



No te dejo con indiferencia

pero no brota de mi una sola lágrima.

Mis ojos se desgastaron,

mis cuencas quedaron vacías y secas

por tanto llanto amargo derramado

ya no queda en ellos

lágrimas que me recuerden a ti.


Hoy te digo adiós.

Un adiós de eternidad,

de olvido.

De desearte y amarte

y, 

aún así,

 te echo de mi vida

te desalojo de mi corazón.


Un día se cerraran mis cicatrices

y ese día seré feliz.

Pronunciaré tu nombre

sin que sea causa de dolor.

No seré presa de estados mentales

de ansiedad o depresión.

desaparecerá la amarga huella

de todo el amor que un día creí.

Mi corazón se expandirá

 y

henchido de fresco aire renovado

respirará aliviado

esperando la sinceridad

de un nuevo amor que no sea inventado.











Comentarios

  1. Discursa muy bien, amiga. Hermosura de imágenes.

    Abrazos

    ResponderEliminar
  2. Es todo un honor para mí que te guste José. Un abrazo muy grande amigo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

ESTARÉ AQUÍ MISMO

    Recuerdo perfectamente el momento en que te vi, tu cara de asombro igualando mi asombro, tus enormes ojos mirándome con extrema curiosidad, una mutua correspondencia en aquel inesperado encuentro. Nunca te olvidé, bueno, más bien, siempre supe que estabas en algún lugar no muy lejos y que nuestros caminos se cruzarían. A pesar de soñar con que ese encuentro se produjera, mi asombro fue tan grande como el tuyo. Ambos nos sobresaltamos de ver nuestras extrañas apariencias, pero en nuestras miradas francas había un reconocimiento que nos acercaba. Tus ojazos me subyugaron por completo, sentí en mi interior una profunda ternura, un deseo incontrolable de abrazarte a pesar de desconocer tu procedencia.  Conectamos enseguida sin necesidad de articular palabras y tuve la necesidad de protegerte de cualquier persona ajena a lo que estaba sucediendo, sentí que debía alejarte de miradas curiosas que quisieran causarte mal por no entender que eres un Ser hermano perdido en un mundo descon

FUERON...

Es el sonido del silencio, el eco roto de tu voz que se instala en mi pensamiento. Son las notas frías de un adiós en la noche sin luna, es la paciente espera por encontrar tu nombre escondido en algún lugar de lo inmaterial. Es el ayer que acecha y quiere llegar a la cima de los dormidos recuerdos, es tu voz que me llama, la que vela mis sueños y entre susurros me alienta. Son los errores cometidos, las palabras vacías, los te quiero no pronunciados, las noches de amor robadas, las horas vencidas los que agotaron el alma. Fueron tantos desatinos los que al sol de la luna distanciaron como ausencias sin motivo que no se perdonaron. Fueron las notas de un violín desgastado por la melancolía, fueron las noches en vela escribiendo a ciegas miles de poemas. Fueron los combates perdidos que dictaron el camino hacia el aprendizaje, fueron los valores perdidos reconciliando pasados, avanzando en la vida. Fueron tantas las muertes producidas como renacimientos inesperados, resurgiendo como el

EL RUGIDO DEL DRAGÓN

  Volvió a escuchar el rugido del dragón desde la tenebrosa cueva que lo custodiaba. Camuflado tras el sopor de un narcótico sueño esperaba impaciente el oportuno momento para salir de su guarida y atemorizar a la dueña y señora del castillo aprovechando su debilidad en las horas en que más vulnerable se hallaba. Llamaradas despedían sus fauces desde las entrañas del submundo en el que la oscuridad reinaba. Bestia abominable, sin piedad el terror sembraba en el corazón y el alma. Olvidó cerrar las compuertas donde lo mantenía en silencio en muchos tiempos, olvidó que la bestia con vida permanecía y podía despertar de su letargo en cualquier momento. No quiso concederle tregua y que el rugido más fuerza tomara y ahogó su grito en medio de las tinieblas, extintores de gritos y palabras graves lanzó contra el monstruo que la acosaba, mas, el monstruo no se amilanaba y no retrocedía. Volvió a escuchar el rugido del dragón y destempló su sueño en todas las madrugadas, se negaba a escuchar y